¿Propósitos …….
… de Año Nuevo?
¿Cuántos de nosotros/as no ha elaborado un meticuloso listado de buenas intenciones para este año? ¿Realmente has pensado seriamente que todo lo que escribías lo quieres de verdad? De todo el listado de propósitos, ¿cuántos estaban enfocados en lo externo (en hacer para conseguir) y cuántos en lo interno (en ser para hacer)?
Es curioso que utilicemos la terminología propósito cuando lo correcto sería objetivo; pero quizás así nuestra mente descansa en paz, puesto que inconscientemente sabe que el propósito se basa en una simple intención o voluntad de hacer una cosa, mientras que un objetivo es el fin que se quiere alcanzar. Las intenciones empiezan y acaban casi en el mismo instante de proponerlas, porque carecen de un objetivo concreto y se basan en algo más bien ambiguo, generalizado. Un objetivo es un proceso que nos produce respeto, incluso animadversión, ya que somos conscientes que para conseguirlo hemos de ser constantes, comprometidos con nuestras acciones, tener voluntad para superar los obstáculos y, lo más importante, creer en nosotros. ¡¡Demasiado complicado para pasar a la acción!!
Un objetivo para ser eficaz ha de formularse correctamente e identificar qué queremos conseguir realmente. Aunque parezca obvio, no es tan fácil enfocarse en lo que queremos, ya que nuestra mente tiende a manifestar siempre aquello que no quiere, y nuestras frases acostumbran a elaborarse por medio de negaciones tipo: no quiero volver a pasarlo mal, no quiero sentirme sola/o, no merezco lo que me hacen, no deseo un trabajo como éste…
Si crees que estás preparado/a para pasar a la acción, para comprometerte de verdad has de saber que el paso principal y más difícil es el hecho de abandonar muchas de las creencias y actitudes que hasta ahora guiaban tus acciones. Es bien simple, piensa en las veces que has intentado conseguir alguna cosa y has fracasado. ¡¡No pasa nada!! Siempre y cuando revises el cómo y el qué, es decir, cómo lo has hecho y qué es lo que has hecho. Ten en cuenta que actuamos de acuerdo con nuestras creencias, y es fácil adivinar que si siempre has actuado igual y has fracasado es porque muchas de tus creencias te impiden alcanzar tu objetivo. ¡¡Revísalas y cámbialas!!
¿Hemos pensado alguna vez cuántas creencias realmente nos pertenecen? Es posible que nunca lo hayamos pensado, pero es bien cierto que la mayoría de creencias nos vienen dadas desde nuestra infancia y otras pocas las hemos incorporado a nuestro “disco duro” por experiencias pasadas. Ya es momento de poner en duda muchas de ellas, incluso de exterminarlas, porque lo único que nos ofrecen es represión y limitación.
Ahora quizás es un buen momento, como primer objetivo de este año, empezar a conocerte un poco más, a investigar cómo funcionan tus patrones mentales y cambiarlos hacia nuevas direcciones que te permitan fluir y conseguir muchos de tus deseos personales.
Para ayudarte en esta tarea tan íntima, te aconsejo que vuelvas a repasar tu listado y empieces a desarrollar tu objetivo siguiendo estas características esenciales: Exprésalo en Positivo, Concreto, Alcanzable (realista), Medible (cuánto crees que te costará alcanzar el objetivo 1-10), Dependa sólo de ti (no puedes esperar que otra persona cambie su forma de actuar para que tú puedas conseguirlo) y con un Plazo de ejecución definido (1 semana, 3 meses, 1 año…).